Entrevista a Virginia Tournour, directora de La peor tortura de la tortuga (Primera Parte)
¿Cuáles eran las ideas detrás del proyecto?
Había un par de premisas. Renato, el chico, utiliza el embudo para deshacerse de la sopa y ese mismo embudo después se le vuelve en contra obligándolo a tomar la sopa, que es lo que quiero decir con el plano del zoom out. Otra premisa era que cualquier historia está atravesada por una subjetividad, una experiencia, valores e intereses, y por tanto, nadie tiene la razón objetiva. Renato y su padre tenían sus propios intereses, miedos, y el lugar desde donde vivieron este pequeño suceso. Reconozco, y es algo que aprendí con este trabajo, que le pedí mucho al corto y no termina de contener verdaderamente ninguna de las premisas, se vuelve muy confuso. Como quien dice: me la complique.
¿Por qué pensás que no termina de contener esas premisas?
Nunca estuve de acuerdo con eso de “yo no busco que se entienda”. Yo sí buscaba que se entendiera. Creo que si no logré que esas premisas se vean, es porque le pedí mucho al formato de cortometraje; pero no sólo desde una cuestión temporal, sino particularmente desde el relato, desde el cómo. Para mí siempre el qué se cuenta es algo anecdótico y sin mucha trascendencia, es una excusa. La significación, está en el relato, en el cómo lo cuento. Y ahí cargo todos los valores y sentidos. Sea desde el orden estructural de la narración, desde los quiebres espacio- temporales, desde el montaje, etc..., cualquier código cinematográfico cobra su valor en este punto. El cortometraje muchas veces termina siendo un bombardeo de incógnitas que no terminan de desarrollarse y mucho menos responderse.
¡Ojo! Porque en La peor tortura de la tortuga no hay nada que entender en el primer sentido de la palabra. Creo que es un corto que busca la interpretación de un espectador activo, inconformista y molesto. También me han hecho comentarios sobre interpretaciones que se hicieron del corto que me dejaron muy sorprendida, y que después de pensarlo y discutirlo me dí cuenta que es algo que está ahí.
¿Por qué usaste el recurso del personaje hablándole a la cámara en ese ambiente teatral? ¿Es algo que consideras que enriquece o empobrece el corto?
La verdad es que no tengo muy en claro aún si es eso lo que empobrece al corto. Lo que me estoy preguntando aún hoy, es si lo que tanto molesta es ese espacio y la forma de encarar al espectador de los personajes o si son los diálogos. Nadie nunca me sugirió o criticó sobre esos diálogos y era algo sobre lo que yo esperaba reacciones, buenas o malas. Creo que inconscientemente, es la conjugación de estos espacios, la relación espectador-personaje y los diálogos propiamente dichos los que crean una reacción negativa frente a esas escenas.
¿Trabajaron con un guión técnico estricto o fueron armando los planos en el set? ¿Cuánto se modificó el guión técnico en el resultado final y por qué?
Más que un guión técnico estricto tengo que decir que debo convivir conmigo misma, y para mantener un mínimo equilibrio, todo se vuelve bastante estricto (muchos darán fe de eso). En todos los guiones que escribí, mi primer paso es el guión técnico. Cada vez que se lo comenté a algún profesor resultó casi un escándalo. Pero es la verdad. Las imágenes me disparan todo y lo primero que quiero hacer es plasmarlas lo más detalladas posible para poder recurrir a esa primera idea que tuve, porque como dice David Lynch “Hay que mantenerse siempre fiel a la propia intención, y cada vez que nos perdemos, volver a ella”. El recurso que uso para registrarlas es el guión técnico y luego, desde ahí sí comienzo a trabajar en la sinopsis, la síntesis argumental, el guión cinematográfico, etc.
De todas esas primeras imágenes, se me vuelve necesario mantener a toda costa las más significativas para mí. El resto se modifica en las diferentes etapas, incluyendo el montaje, y siempre que cambié algo, quiero pensar que fue para mejor, y sino… nunca lo sabré, así que prefiero quedarme con esa idea.
¿Cuáles eran las ideas detrás del proyecto?
Había un par de premisas. Renato, el chico, utiliza el embudo para deshacerse de la sopa y ese mismo embudo después se le vuelve en contra obligándolo a tomar la sopa, que es lo que quiero decir con el plano del zoom out. Otra premisa era que cualquier historia está atravesada por una subjetividad, una experiencia, valores e intereses, y por tanto, nadie tiene la razón objetiva. Renato y su padre tenían sus propios intereses, miedos, y el lugar desde donde vivieron este pequeño suceso. Reconozco, y es algo que aprendí con este trabajo, que le pedí mucho al corto y no termina de contener verdaderamente ninguna de las premisas, se vuelve muy confuso. Como quien dice: me la complique.
¿Por qué pensás que no termina de contener esas premisas?
Nunca estuve de acuerdo con eso de “yo no busco que se entienda”. Yo sí buscaba que se entendiera. Creo que si no logré que esas premisas se vean, es porque le pedí mucho al formato de cortometraje; pero no sólo desde una cuestión temporal, sino particularmente desde el relato, desde el cómo. Para mí siempre el qué se cuenta es algo anecdótico y sin mucha trascendencia, es una excusa. La significación, está en el relato, en el cómo lo cuento. Y ahí cargo todos los valores y sentidos. Sea desde el orden estructural de la narración, desde los quiebres espacio- temporales, desde el montaje, etc..., cualquier código cinematográfico cobra su valor en este punto. El cortometraje muchas veces termina siendo un bombardeo de incógnitas que no terminan de desarrollarse y mucho menos responderse.
¡Ojo! Porque en La peor tortura de la tortuga no hay nada que entender en el primer sentido de la palabra. Creo que es un corto que busca la interpretación de un espectador activo, inconformista y molesto. También me han hecho comentarios sobre interpretaciones que se hicieron del corto que me dejaron muy sorprendida, y que después de pensarlo y discutirlo me dí cuenta que es algo que está ahí.
¿Por qué usaste el recurso del personaje hablándole a la cámara en ese ambiente teatral? ¿Es algo que consideras que enriquece o empobrece el corto?
La verdad es que no tengo muy en claro aún si es eso lo que empobrece al corto. Lo que me estoy preguntando aún hoy, es si lo que tanto molesta es ese espacio y la forma de encarar al espectador de los personajes o si son los diálogos. Nadie nunca me sugirió o criticó sobre esos diálogos y era algo sobre lo que yo esperaba reacciones, buenas o malas. Creo que inconscientemente, es la conjugación de estos espacios, la relación espectador-personaje y los diálogos propiamente dichos los que crean una reacción negativa frente a esas escenas.
¿Trabajaron con un guión técnico estricto o fueron armando los planos en el set? ¿Cuánto se modificó el guión técnico en el resultado final y por qué?
Más que un guión técnico estricto tengo que decir que debo convivir conmigo misma, y para mantener un mínimo equilibrio, todo se vuelve bastante estricto (muchos darán fe de eso). En todos los guiones que escribí, mi primer paso es el guión técnico. Cada vez que se lo comenté a algún profesor resultó casi un escándalo. Pero es la verdad. Las imágenes me disparan todo y lo primero que quiero hacer es plasmarlas lo más detalladas posible para poder recurrir a esa primera idea que tuve, porque como dice David Lynch “Hay que mantenerse siempre fiel a la propia intención, y cada vez que nos perdemos, volver a ella”. El recurso que uso para registrarlas es el guión técnico y luego, desde ahí sí comienzo a trabajar en la sinopsis, la síntesis argumental, el guión cinematográfico, etc.
De todas esas primeras imágenes, se me vuelve necesario mantener a toda costa las más significativas para mí. El resto se modifica en las diferentes etapas, incluyendo el montaje, y siempre que cambié algo, quiero pensar que fue para mejor, y sino… nunca lo sabré, así que prefiero quedarme con esa idea.
Continuará...
Entrevista: Ignacio Izaguirre
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