Punto cero, de Anahí Ferfan, con Santiago Privitera, Valeria Actis, Héctor Laudani, 2007, 8’.
Estilo Noir
El corto de Anahí Farfan es uno de los tantos que logran tener una gran estética - posee varios de los componentes del film noir (los gángsters, la femme fatale) y el particular estilo del género-, pero en cuanto a la historia se quedan a mitad del camino.
Un hombre camina por una calle solitaria, acompañado sólo por los sonidos urbanos y su sombra, proyectada en un edificio, que camina a su lado como un acompañante omnisciente. El blanco y negro del corto resalta los rasgos de los personajes, como el de la femme fatale con su rostro pulcro y sus labios sensuales soltando una bocanada de humo al aire, ya viciado por naturaleza. El ambiente está muy bien logrado y no sólo por el uso de la fotografía, sino también por el vestuario de los cuarenta -el gorro y el collar de perlas de la mujer, el sombrero y la gabardina del mafioso- que representa la etapa de gloria del género.
La historia en un principio pareciera ir bien encaminada y permite que el espectador se incline hacia delante en su asiento, inmerso en lo que ve. Pero cuando el relato recurre a mostrar los pensamientos y anhelos del protagonista -recurso explotado incontables veces en los cortos del festival- la historia deja de ser noir y termina desvirtuándose. Si la directora hubiera optado por continuar con el ritmo con el que había comenzado –“hombre que trabaja para la mafia”- Punto cero habría llegado a ser un buen homenaje al género. Sin embargo, las luces y la fotografía dejan maravillado al público. Con un poco más de pulido en su técnica narrativa, Ferfan hará relucir por completo su pequeña-gran obra.
Estilo Noir
El corto de Anahí Farfan es uno de los tantos que logran tener una gran estética - posee varios de los componentes del film noir (los gángsters, la femme fatale) y el particular estilo del género-, pero en cuanto a la historia se quedan a mitad del camino.
Un hombre camina por una calle solitaria, acompañado sólo por los sonidos urbanos y su sombra, proyectada en un edificio, que camina a su lado como un acompañante omnisciente. El blanco y negro del corto resalta los rasgos de los personajes, como el de la femme fatale con su rostro pulcro y sus labios sensuales soltando una bocanada de humo al aire, ya viciado por naturaleza. El ambiente está muy bien logrado y no sólo por el uso de la fotografía, sino también por el vestuario de los cuarenta -el gorro y el collar de perlas de la mujer, el sombrero y la gabardina del mafioso- que representa la etapa de gloria del género.
La historia en un principio pareciera ir bien encaminada y permite que el espectador se incline hacia delante en su asiento, inmerso en lo que ve. Pero cuando el relato recurre a mostrar los pensamientos y anhelos del protagonista -recurso explotado incontables veces en los cortos del festival- la historia deja de ser noir y termina desvirtuándose. Si la directora hubiera optado por continuar con el ritmo con el que había comenzado –“hombre que trabaja para la mafia”- Punto cero habría llegado a ser un buen homenaje al género. Sin embargo, las luces y la fotografía dejan maravillado al público. Con un poco más de pulido en su técnica narrativa, Ferfan hará relucir por completo su pequeña-gran obra.
Nicolás Ponisio.
3 comentarios:
La verdad que coincido con Nico. La estética que tiene Punto Cero y el tratamiento de la imagen son hermosos, pero en la narrativa por ahi falla un poco. Como que cuesta entender que sucede en la historia, más allá que la idea está muy buena.
para mi este es uno de los mejores cortos de segundo año, y creo que estara entre los finalistas.
javier
excelente corto, haganle una nota a la directora, se lo merece, porque es la revelacion de segundo año.
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