Cobertura: 15 Festival Cievyc Cine 08 El varieté

El Varieté, de Carolina Reynoso, con Fidel Araujo, Laura Espiño y Salvador Nacif, 2008, 6´5´´

En el nombre del presentador, la mujer y el niño del smoking

El Varieté empieza con un espiral que gira sin cesar, intentando hipnotizar al espectador. Objetivo que cumple sin problemas ya que mantiene toda la atención hasta el final. Impecable final. Pero para eso todavía falta. El que dirige la acción es el presentador, mezcla macabra de Guasón y animador de circo. Tiene en su poder un bastón que usa para seleccionar de entre el público a una mujer afortunada. Una elegida, que apenas pone un pié en el escenario, se transforma en una especie de princesa, una privilegiada que es vestida para la ocasión. El público acompaña todos los dichos y decisiones con interminables aplausos y silbidos. Estos son realizados por personas ausentes, por un público tácito, que se pierde en las sombras, oculto tras su creciente sadismo. Nunca se ven sus caras, solo sus manos enguantadas y con ansias de sangre. De hecho, ningún personaje de la historia tiene nombre propio, todos son definidos por alguna de sus características. Como el niño asistente vestido de smoking, que oficia de secretario de este lúgubre show.
A continuación el presentador lee una serie de opciones de una pizarra que sostiene el chico, la mujer afortunada debe elegir una. Todas incluyen viejos que realizan buenas acciones. La mujer elige el que arregla juguetes de chicos pobres. Acto seguido el niño asistente lo trae de la mano. Vemos un primer plano de esas manos entrelazadas que en otro contexto conformarían una imagen tierna pero que en este, resulta sombría. El viejo no opone resistencia, quizás por desconocer el acto que está por interpretar. El presentador le entrega en mano el bastón a la mujer y ella lo agarra, feliz. Y es entonces cuando el final nos toma por sorpresa y nos golpea de la misma forma que la mujer afortunada asesta bastonazos certeros fuera de campo, todo bajo el juego de miradas cómplices y extasiadas que se dan entre el presentador y el niño asistente. Una delicia.

Fernanda Lascialandá