Festival de cine Cievyc 09: Sobre el amor de las almas


Sobre el amor de las almas, de Karina Huertas, con Miguel Israilovich y Josefina Vitón, 15’, 3º año 2009

Sobre la sensibilidad

Basado en L’ amour, de la novelista y directora Marguerite Duras, éste es un corto con pretensiones, para el grato gusto popular. Partiendo de la afirmación borgeana, "Ignoro la frecuentada novela de la que fue extraído este film: culpa feliz que me ha permitido seguirlo, sin la continua tentación de superponer el espectáculo actual a la recordada lectura, para verificar coincidencias”, el espectador puede (sin la menor culpa) adentrarse en la película.

En el principio, varios planos fundidos a negro, inconclusos e intercalados con créditos cuya fuente poco y nada tiene que ver con la delicadeza que propone. Porque si este corto es sobre algo, ese algo es la belleza, la sensualidad de la realidad y la idealización de la soledad. Y este mundo es mostrado en un blanco y negro granuloso (o ruidoso, según corresponda), con planos de ritmo acompasado y estética naturalista (con respecto al sonido de las olas y la iluminación poco invasiva).

La belleza, o el amor a lo simple, es un factor pleno que ejerce su poder en la escena de la pareja sentada a la mesa: ella come con la mano, él la mira. Tienen un pequeño diálogo y ella lo acaricia. Y nada más. Porque no se necesita nada más. Ese mismo factor (el de lo bello que no tiene por qué explicarse) invade el plano del barco encallado en la playa: ese barco que, dependiendo de quien lo mire, puede ser o no ser nada. Ese barco encallado, como el protagonista (el poeta desdichado), no puede evitar su estado. No pueden evitar estar atrapados en sus propias necesidades: el barco del mar, el protagonista del mar y de esa mujer.

El fragmento de mundo de Huertas necesitaba de planos como estos, necesitaba de la pluma con que el muchacho escribe, necesitaba esa botella de agua sobre la mesa. Necesitaba que las palabras respeten ese ambiente de incertidumbre y trabajen para conseguir la sensibilidad pretendida.

Diana González

(Alumna de 1º año de la carrera de Crítica y Periodismo)

2 comentarios:

Martin Gelbort dijo...

Coincido en que es una propuesta atrayente, aunque la mayor consistencia termina obteniéndose desde el sonido del mar que termina convirtiéndose en sólo un ruido al que nos acostumbramos.
Las primeras escenas me encantaron tanto por la composición asi como la ausencia de color, sumado a la iluminación de la escena en la que está escribiendo sentado a la mesa.
Es verdad, hay momentos en que las palabras están de mas y sólo con la imágen es suficiente.

(aclaro en que mi comentario no es profesional, aunque considero que el aporte del "público común" puede servir a que se pueda percibir cómo puede verse desde "el otro lado")

D. González dijo...

Martín, el tema del sonido del mar es complejo. Es ambiguo (¿pórque continúa durante todo el corto? cuando puede a llegar a ser molesto). Pero también refuerza la temática del corto: la imposibilidad.
El corto sigue una estética de determinado cine francés que ya no se hace más (para la alegria de muchos y un poco la mía), retoma estéticamente eso, sumandole los diálogos absurdos por la falta de tono y lo literal: '¿recuerda?' y arman el corto.
Por último (...y totalmente off the record), apenas ví los primeros planos me vino a la mente inmediatamente Louis Garrel (además de su notable parecido físico con Miguel Israilovich): hay dos planos que son sospechosamente parecidos a planos de dos películas con Garrel: el plano del chico gritando en la playa (en Ma Mére, de C. Honoré, 2004) y después, la escena de la pareja en la cocina me hizo acordar mucho a una escena de cocina en La frontière de l'aube (La frontera del alba, de Philippe Garrel, 2008). Aunque capaz soy yo, y mi memoria me juega malas pasadas.