El sueño de Coleridge, de Bernabé Rivarola, con Bernabé Rivarola y William Tsu,
El nacimiento de un estilo
El año pasado, Bernabé Rivarola presentó El nacimiento de una noción, corto que sorprendió por su creatividad y por su mezcla de actualidad, artificio y cinefilia.
Cuando algo así sucede, cuando el trabajo de un director se destaca, se genera una cierta expectativa respecto a su próxima obra; y no sólo eso, sino que además se le exige un plus, algún extra que sostenga su arte anterior y al mismo tiempo se anime a ir un paso más allá.
El sueño de Coleridge, su corto de este año, también se destaca. Se destaca una vez más por su creatividad y su manera de narrar, pero sobre todo porque se nota que quien está detrás de la cámara es Rivarola. Quien haya visto su primer trabajo podrá reconocer su presencia casi de inmediato, y eso no es fácil de lograr en tan poco tiempo. Otra vez recurre al cine mudo, a los característicos intertítulos y a lentes que deforman. Una vez más los personajes se rodean de un decorado artificial cercano al expresionismo. Hay un estilo que se repite, es cierto, pero que se repite deliberadamente. La similitud entre ambos cortos supera el paso al fílmico y demuestra que aquí hay algo personal.
Como bien dijo Soledad Bianchi, en El nacimiento… había una autoconsciencia que se evidenciaba desde el título. Que no suceda lo mismo en El sueño de Coleridge no significa que este elemento se deje de lado. Por el contrario, éste es aún más autoconsciente, entregándole al espectador ese plus que seguramente esperaba. Como se expresa al principio del corto, quizás la clave esté en el último: un hombre sueña con el hombre que soñó un poema, y al final ese sueño se convierte en guión, y luego en película. Para un director, y sobre todo para uno tan autoconsciente como Rivarola demostró ser hasta ahora, esa clave, ese último, no podía ser otro que el cine.
M. Sol Salaberría
(Alumna de 2 º año de la carrera de Crítica y Periodismo)
2 comentarios:
muy bueno sol
recomiendo agregar la lectura del cuento de borges a la visión del corto. No es una versión del cuento, más bien un diálogo con él.
Repito, muy buena la nota.
Excelente nota. Cine que es cine, que se vuelve cine, que se forma...
Cine dentro del cine, corto dentro del festival que etiende el cine. Una maravilla.
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