Delicados pastos, de Ángel Calvo, con Julio Serrat y Samy Sarember, 5' 45",
3 año, 2009
Lo que mata es el somatismo
“¿Adónde quieres llegar?” Diálogo entre un sacerdote y un moribundo. Marqués de Sade.
Son interminables las discusiones entre cristianos católicos y cristianos no-católicos. Desde la reforma luterana se hicieron muchos avances en el ecumenismo aunque hay ciertas heridas que no cierran. Una de ellas: la iconografía. “No te harás escultura ni imagen alguna” (Exodo 20, 4) ordena Dios a Moisés. Es por eso que los templos cristianos católicos poseen símbolos por doquier y los templos cristianos no-católicos generalmente no poseen. Y es por esto también que este corto presenta el problema de no poder transmitir, a través de la cámara o la puesta en escena, la angustia y la agonía que, creo, debería transmitir. El proselitismo del corto es víctima de la iconoclastía de su credo.
No hay nada en esa habitación que demuestre algo más que un respirador continuo; más cercano a un cover de Darth Vader que a un paciente con las horas contadas. Aunque la unión de manos en el final, la música y las letras de los títulos son un buen cierre, todo lo anterior es una nube tan blanca como las cortinas. Un punto débil sin duda es una mesita de luz que nos dice muy poco: una Biblia y un vaso de agua. No hay remedios, no hay un reloj: su salud y su tiempo ya están marcados. El mensaje es claro, el Salmo se recita. Pero la falencia aquí tiene que ver con las imágenes, no con el guión. Un producto muy blanco para un título tan verde.
Blog con fotos del rodaje: delicados-pastos.blogspot.com
Adrián Zorgno
(Alumno de 1º año de la carrera de Crítica y Periodismo)
Joel Orellano también escribió sobre Delicados pastos acá
5 comentarios:
Una obra postuma su critica mister zorro, ha ido por caminos paralelos usted por los cielos y yo por el subsuelo. se destaca su inconmesurable saber.
Francamente pensé que era irónico el corto. Me sorprendió el final. Me hizo pensar en la ironía los amagues con el inicio de la música incidental cada vez que aparecía la biblia.
Cerca del final, cuando el moribundo le agarra la mano al hombre joven pensé que era porque se lo quería coger.
No entiendo por qué ese entusiasmo por morirse.
Si del "otro lado" me esperan unos pastitos para dormir una siesta, también tendría ganas de morirme (que frustrante es pensar en eso mientras cierra la contabilidad del mes buaaaaa!).
Adrián Zorro.
Soy Ángel, el director del corto. Me interesaron las dos críticas. Lo que me sorprendió muchísimo es lo diferentes que son. De Delicados pastos me quedo con el aprendizaje. Sé que hay algunos aciertos y muchos errores. Cuando comencé a escribir la historia y a desarrollar los personajes me fui a cuatro escenas y como quería hacer fílmico terminé dejando sólo la última, el reencuentro entre el padre y el hijo, de ahí que por ejemplo, lo de la biblia quede un poco colgado, pero de ninguna manera quería hacer proselitismo religioso, solo narrar el encuentro entre un padre y un hijo y el perdón. Tuve que suprimir algunos planos por problemas técnicos y eso también se notó.
ANGEL: Admiro tu comentario. Sinceramente es lo que le faltó a muchos directores: humildad. Aprender del error y asumirlo como parte de un aprendizaje es la conciencia de superación que tienen muy pocos.
Experiencia siempre supone haber errado un poco en el camino. Me llevo tu comentario como un trofeo de la cobertura del festival.
Gracias.
Adrián Zorgno.
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