El 27 de Marzo se realizó la presentación oficial del libro Jugar (La Luz de Otra Cosa), una compilación de textos del crítico de cine Rodrigo Tarruella. Por respeto a este gran escritor, se podría evitar hablar de una conferencia que no le hizo justicia y de la anemia de sus presentadores, pero se tratará de abarcar brevemente ambos aspectos.
Porque si se trata de un libro editado por amor a la crítica y para difundir la obra de Tarruella, actualmente tan dispersa, esta conferencia necesitaba un discurso enérgico y movilizador, o al menos informativo, sin importar cuan poca gente hubiese en la sala. Sin embargo, tras una prometedora apertura de Eduardo Rojas, siguieron repetitivos y escuálidos discursos de Quintín, Javier Porta Fouz y Carlos García.
El libro es una muy necesaria compilación que pretende abarcar todos los aspectos de la escritura de Tarruella, los conceptos desarrollados por él y los distintos medios en los que escribió. Y, efectivamente, luego de la lectura del libro, se pueden entender con claridad varias categorías e ideas del crítico como “lo berreta trascendido” o la importancia de la puesta en escena por sobre el “de qué se trata”, entre otras. Pero, sobre todo, queda clara su pasión por el cine más alla de cualquier pose o moda y su inmensa capacidad de relacionarlo con cualquier actividad, ya sea artística, deportiva o “de la vida cotiana” (más pequeña que el cine, según el mismo Tarruella).
Para los que atesorábamos fragmentos de la obra del crítico en recortes, fotocopias o revistas viejas, ésta es una oportunidad que no se debería dejar pasar. Recomiendo ampliamente comprar esta edición del BAFICI, a la venta a un precio sorprendentemente popular de $20, acorde a estos tiempos de crisis mundial y sobre todo de fin de mes…
Cristian Sema
1 comentarios:
Pequeña precisión: la apertura estuvo a cargo de Sergio Wolf, no de Eduardo Rojas (que estaba presente, pero sentado en primera fila...)
Por lo demás,es cierto que si los oradores pretendían (como expresaron)hacer justicia a Tarruella con la presentación de este libro, y transmitir su pasión por el cine, equivocaron el tono, más bien rozando lo apático.
Pero también hay que decir que el espacio destinado por el Bafici para este tipo de actividades es el menos indicado. Una máquina de café funcionando continuamente junto al público atenta contra el interés y la concentración de cualquiera...
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