Cobertura del BAFICI 2009: Quietly



Título: Nueve y cinco

DIRECCIÓN: Darío Schvarzstein

PRODCUCCIÓN: Julia Miraglia, Wendy Gosselin, Darío Schvarzstein

FOTOGRAFIA: Fernando Lockett
GUIÓN: Darío Schvarzstein
CON: Luis

Pisar las baldosas flojas los días de lluvia, empujar cuando dice “tire”, tirar cuando dice “empuje”, presionar enter antes de leer el recuadro, leer los subtítulos en inglés aunque la película esté hablada en castellano. Por culpa de este último defecto es que en mi cabeza la anécdota sucede así: El peluquero le pregunta a Perón cómo quiere su corte, el general se sienta, se mira en el espejo y responde, “quietly”. Lo veo ridículo pero cristalino, como si hubiera estado ahí, Perón con su traje de general, con el pelo corto y engominado (esta es la parte donde el recuerdo revela su falsedad, no creo que nadie vaya al peluquero engominado) se sienta y, sin girar la cabeza, dice “quietly”. Por supuesto que lo que en realidad dice, o dice el peluquero que dice, es “en silencio”.

Pero que el trabajo del traductor no sea en vano, vale “quietly” porque es tranquilamente como Darío Schvarzstein construye este relato sobre Luisito, un hombre de 91 años que dice haber sido el peluquero de Perón hasta la revolución libertadora (sic), cuando abrió el local de colegiales en el que lo vemos cincuenta años después. Poco a poco conocemos su local detenido en el tiempo, como el reloj a las nueve y cinco. Sobre este tiempo detenido se enfatiza durante todo el corto con planos en los que el local está casi a oscuras pero vemos a través de sus ventanas los colores y la luz de la vida actual que continúa.

La película construye a un personaje encantador sin definirse entre el documental y la ficción. La pregunta sobre realidad o ficción no pertenece solo al espectador con respecto al corto sino también al corto con respecto a la historia que Luisito cuenta. Ni crédulos ni desconfiados acompañamos esta indefinición sin padecerla.

Luis se para en la puerta de su local, mira hacia un lado, después hacia el otro, como si realmente estuviera por venir alguien, baja la cabeza y con mucho cuidado se abrocha los botones de su delantal de trabajo. Cada tanto entra algún cliente con el que tiene conversaciones de peluquería grandtoriniana, otro con el que no cruza palabra, no más de uno o dos por día. El resto del tiempo no hace nada. Él mismo dice que no gana plata, pero que es preferible estar ahí a quedarse en casa sin nada que hacer. Tampoco hace mucho en su local, pero la idea de que algo puede pasar mueve al mundo (o al menos a los canales de noticias) así que Luisito espera ese algo y mientras tanto hace tiempo. Es un hombre de 91, cuya historia está en un pasado remoto, que tranquilamente y en silencio hace tiempo, pero por alguna razón, puede que no tan misteriosa, salimos del cine con una sensación de vitalidad y alegría.

Ignacio Izaguirre

Se puede ver:

Martes 31 de marzo, Hoyts, 14:30 hs

Sábado 4 de abril, Hoyts, 21:45 hs

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buen corto!
El mejor de la tanda del viernes, por lejos. Tiene mucho estilo y Luisito es inolvidable.
El director hizo alguna otra cosa?

ignaiza dijo...

Anónimo, este es el primer corto del director. Trabajó en televisión, ahora está haciendo el ciclo Paredes que hablan que se pasan en i-sat. Son documentales cortitos sobre grafiteros de América Latina.
saludos