Andrés Di Tella es un destacado director argentino de documentales. Fue el creador y primer director artístico del BAFICI. Actualmente dirige el Festival de cine de
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- ¿Qué pensás del cine nacional actual y sobre el llamado de atención que genera el BAFICI cada año?
- Estamos ante una edad de oro del cine argentino. Hay una variedad de producciones que antes no había. En los años 80 el cine nacional era horrible; hubo una transformación radical. Hoy hay cientos de personas haciendo películas y tiene que ver con eso, la cantidad hace a la calidad y evidentemente existe un clima mucho más estimulante que hace 20 años atrás. Aunque siempre hay problemas de tipo institucional y económico, pero la respuesta de los que hacen cine de actuar a pesar de todo, entre los cuales me incluyo, me parece increíble.
- ¿Qué te parece el cine documental en Argentina?
- El documental es uno de los factores renovaron el cine argentino. Es mucho más fácil para cualquiera agarrar una cámara y salir a filmar que hacer una película de ficción con actores, maquillaje y mucha más producción. Que tanta gente haya salido a hacer documentales inspiró a otros a hacer ficciones; hubo también cruces entre ficción y documental, influencias mutuas. Vuelvo a preguntarme dónde termina el documento y dónde empieza la fabulación.
- ¿El BAFICI es la plataforma para el cine documental nacional?
- Una de ellas. Una deuda pendiente del festival es poder apoyar los estrenos durante todo el año; que no se termine todo en diez días.
- ¿Cómo ves la proyección a nivel mundial del cine argentino?
- Hay un interés que nunca hubo antes, que se ve reflejado en la cantidad de producciones, o en la cantidad de extranjeros que vienen al BAFICI, por ejemplo.
- ¿Cómo surgió la idea del BAFICI?
- Me llamó Darío Loperfido, que en ese momento era el secretario de cultura de la ciudad y ya había creado el Festival de teatro. Su idea original era hacer un año de teatro y otro de cine, pero ante el éxito del primer festival se decidió hacerlo anual. La convocatoria fue así, y se trataba de todo un desafío y teníamos que trabajar en condiciones muy precarias; de hecho creo que en la primera edición contábamos solamente con una computadora, no había Internet… las condiciones eran aparentemente imposibles. Una cosa que creo importante es que quienes hicimos los primeros festivales éramos cineastas. Estaba con Esteban Sapir, Eduardo Milewicz y un grupo de jóvenes productores como Hernán Musaluppi y Carolina Konstantinovsky, que después participaron en numerosas producciones. En ese momento, las condiciones precarias con las que contábamos nos parecían las normales; con los años, el festival se transformó en otra cosa, pero aún mantiene algo de ese espíritu. Como dije antes, creo que hay demasiadas películas. Y por otro lado, hoy es un festival que está casi enteramente en manos de los críticos, lo cual no me parece del todo sano.
- Habiendo estado al frente del BAFICI y luego del festival de cine de Princeton, ¿Podrías hacer una comparación entre ambos festivales?
- Son dos cosas totalmente opuestas. El BAFICI fue un festival importante desde el principio, con apoyo del gobierno de la ciudad, en el que se presentan bastantes películas; en esta edición se presentan más de 400. El festival de Princeton es más reducido, son solamente seis películas que se proyectan en tres días. La idea es que se genere un debate entre académicos y críticos que pertenecen a
La única crítica que le haría al BAFICI es que precisamente hay demasiadas películas y se quiere abarcar demasiado. Pensando además que esas películas implican siempre un gasto… Pero además es difícil poder compartir tanta cantidad de títulos; uno habla con personas y nadie vio la misma película que uno. En ese sentido creo que se perdió un poco la experiencia que se vivía en los primeros años de una vivencia un poco más “comunitaria”.
- Una última pregunta... ¿Qué te parecen los criterios de selección del BAFICI?
- La observación que hice de que había demasiadas películas o que pasó a ser un evento dominado por la crítica en lugar de cineastas es hilar muy fino. Es un festival que, a lo largo de sus diez años, ha tenido un nivel de programación muy alto. Y aunque mucha gente se queje, la organización es extraordinaria. Estuve en muchos festivales en otros países, incluso en el primer mundo, y la organización del BAFICI es muy superior y existe un gran compromiso de quienes trabajan en el proyecto. La opción de comprar las entradas por Internet funciona muy bien, siendo algo muy difícil de organizar e implementar.
Entrevista por: Norya García, Nicolás Ponisio y María Sol Salaberría
1 comentarios:
A ver si lo entiendo a este chico Di Tella, ¿lo que está pidiendo es que reemplacen a otra banda (los críticos) con las suya (los directores), así ellos también pueden decidir sobre el festival?
¿Por qué nunca nadie hace un reclamo que no lo beneficie a él o a sus amigos/socios?
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