Otra película sobre Nazismo, y van…
Sí, es otra película sobre Nazismo, pero eso lo sabía antes de entrar al cine, entonces no me puedo quejar (tanto). En
La película hace una pregunta y se responde sola. Es más, la conclusión la dice un personaje, cantante y sonante. (¿”Vendiendo ideas, yo”?). Lo que se pregunta es si se podría dar un nuevo régimen nazi, y bueno, según el director, Dennis Gansel, sí. Cabe destacar que esta versión cinematográfica de la novela homónima, está basada en hechos reales ocurridos en Palo Alto, California, en 1967. Este parece un dato al pasar, pero no, ya que le da universalidad a la teoría de Kracauer de que “los alemanes necesitan de la disciplina, que quieren disciplina, que la aprecian”. Le apuesto al lector que si sale a la calle y le pregunta a 5 personas cuál es la solución a la delincuencia desmedida de nuestro país, al menos 3 de ellas contestarán “que vuelvan los militares” o alguna demencia semejante. No me voy a explayar sobre las botas locas, creo que quedó claro a lo que me refiero: la necesidad del ser humano de sentirse dominado. Y sobre eso es lo que esta película nos invita a reflexionar. Pero a su vez, esta disciplina se muestra como algo negativo, incluso mortal. Es “el desorden del orden”. Asimismo, con cancha establece la premisa “¿qué es mejor, la anarquía o la dictadura?” (Hay dos grupos claramente enfrentados: los que toman las clases de anarquía, y los que toman las clases de autocracia). Bueno, sí, era extremista el hombre. Pero creo que en realidad se acerca a la conclusión de que nada es bueno llevado al límite. Lo más obvio es la analogía de los púberes alienados con el pueblo alemán del ´30, ambos manejados como párvulos por un megalómano. Además se repite constantemente la frase “La unión es fuerza”. Pero se muestra que la fuerza es poder, y que el poder es envilecimiento, libertinaje. Entonces, ¿es que toda sociedad humana es negativa?
Más allá de esto, yendo un poco al relato, lo que resalta particularmente es el peso del agua a lo largo del film. Entendamos el agua como la naturaleza, elemento incontrolable dentro de lo cual se mueven los personajes (juegan waterpolo). Funciona como algo asfixiante que los ahoga constantemente. Bien puede simbolizar, también, la naturaleza incontrolable del ser humano. Esa naturaleza que anhela la fuerza, el poder. El agua, además, representa la situación por la que atraviesa el movimiento de jóvenes. Una situación que se le escapa entre las manos al profesor, incontenible como el líquido. Por otra parte está la cámara y sus movimientos alocados, impetuosos, reflejando siempre el descontrol. Dichos movimientos están reforzados por un montaje acelerado. Se utilizan colores fríos, entre los que sobresalen el blanco y el azul. El blanco es el símbolo de lo absoluto, de la unidad. Al azul se lo asocia con los introvertidos, la frialdad, y obviamente con el agua. No hace falta explicar su relación con la película. Los espacios son en su mayoría cerrados, incluso en la playa Marco se encuentra en un auto. Son espacios asfixiantes, que oprimen a los personajes. En cuanto a la música, la película no utiliza musicalización extradiegética más que unas pocas veces, en las que inserta suaves melodías para incrementar el dramatismo de la escena. Sin embargo, empieza con un cover de The Ramones, más precisamente Rock n’ Roll Highschool. ¿Será una cita a la película de Allan Arkush, de 1979? Mmm… no, creo que no. Los chicos de Rock n roll highschool se rebelaban contra el sistema (una administración despótica), se rebelaban contra algo, tenían un ideal. Los muchachitos imberbes de La ola, hacen lío, por el lío en sí. Sólo porque son “re heavies, re jodidos”. Y es acá dónde la película cae en el cliché con personajes estereotipados. Está el ñoño, el abusivo, el introvertido, el deportista… En este punto me permito una pausa para hacer una leve mención sobre el Sr. Max Riemelt, que tiene a cargo la interpretación de Marko. Ojalá sea jugador de waterpolo en la vida real, digo, por su bien. Hubieran sido convenientes algunos intertítulos que describieran las sensaciones del pobre personaje. Pero bueno, siguiendo con los estereotipos, son una manera indigna y prejuiciosa de ver las cosas. Sólo sirven como una plataforma publicitaria y persuasiva. Y en el caso de la película, afectan el argumento, porque lo tornan predecible. Un ejemplo de esto es mostrar al personaje Tim, haciendo su página web, en la que introduce armas. “El pibe está loco, tiene un arma… eventualmente va a matar a alguien”. Sabemos que va a terminar con un muerto y el pibe como asesino. ¿Para qué explicar en sobremanera? Ya sabemos que tiene desórdenes mentales. La actuación de Frederick Lau es muy capaz y no necesita de obviedades. Además, estereotipar de esa forma denota la ficcionalidad, por lo que pierde valor que el film esté basado en hechos reales.
Si bien La ola incita a reflexionar sobre la sociedad y la naturaleza del ser humano, por momentos se torna densa. Da la sensación de durar tanto como el Tercer Reich. Además es evidente que quiere influenciarnos con las ideas del director. Sí, ya sé, todos los directores lo hacen, pero a este señor no se le ocurrió la sutilidad ni por asomo. “Uy, te manipulo, mirá que capo que soy, cómo comercio con tus pensamientos”. Es una falta de respeto al espectador, es un insulto a su inteligencia. Es otra forma de lavar cabezas, y lo que es peor, ¡se vale del arte para hacerlo! Ese final, con el profesor siendo arrestado por la policía, con el fundidito a blanco, la musiquita sugestiva… es completamente irritante. Tanto que hace de la película algo casi pedagógico. “y la moraleja es…”.
Gansel, si me vas a vender una idea tratá de que no me dé cuenta. La ola la formaron las lágrimas de Esopo.
Romina Quevedo
(Romina Quevedo es alumna de primer año de la Carrera de Crítica y Periodismo cinematográfico.)
1 comentarios:
Recuerdo que fui acompañado a ver esa pelicula y al final me habia parecido entretenida (hasta que la mire por segunda vez)en cuanto a mi acompañante.... raramente pensaba igual que usted.
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