Su formación actoral se corresponde a la de la generación de quienes comenzaron a ser reconocidos en la década de 1950 por el método del Actor’s Studio. En este contexto de trabajo de la técnica del psicodrama, Newman sacó su personalidad a relucir y consiguió un papel en la exitosa obra de Broadway “Picnic” que llamó la atención a los directivos de los estudios para ofrecerle un contrato en Hollywood como actor secundario.
Ya hacia fines de los años ’50, llegarían los primeros logros en la pantalla de plata con “La Gata sobre el Tejado de Zinc Caliente” (1958) dirigida por Richard Brooks. A partir de ese momento Paul dejaría de ser uno más para erguirse en el firmamento como una de las constelaciones más elevadas de la ciudad de Los Angeles.
En la década siguiente comenzaron a aparecer sus mejores trabajos a la orden de los directores más renombrados del momento, entre los que se destacan “Exodo” (1960) de Otto Preminger, “El Jugador” (1961) de Robert Rossen y “Cortina Rasgada” (1966) de Alfred Hitchcock. Pero me gustaría reservarme tres títulos que a mi juicio son los más representativos de la comunión entre el Newman actor y la persona. Un conjunto de obras que quedaron grabadas a fuego en las retinas de quienes tuvieron el placer de disfrutarlas alguna vez.
La primera que voy a citar es aquella maravillosa representación de un mítico cowboy en “Butch Cassidy y Sundance Kid” (1969). En aquella ocasión él y su inseparable compañero Robert Redford, encarnaban a dos asaltantes que eran expulsados para terminar robando bancos, de manera muy cómica por cierto, en Sudamérica. La segunda en cuestión, es también una colaboración en conjunto con Redford, se trata de la ganadora del oscar “El Golpe”. Allí, vuelven nuevamente a las andadas como estafadores en plena época de la depresión en la ciudad de Chicago. Y para concluir con esta galería de imprescindibles, aparece un trabajo que fue rodado antes que los otros dos y que además significa la cima de la carrera de este genio rubio: “La Leyenda del Indomable” de Stuart Rosemberg. Este film, masculino y de trama dispersa, es una obra maestra imprescindible de lo que puede lograr un actor cuando sabe trabajar su cuerpo como un instrumento. El por aquel entonces joven Paul nos daba una clase de cómo se puede ser cool en una prisión cuando no importa nada más que cumplir metas inalcanzables por el sólo placer de lograrlas. Tal vez esta última frase defina mejor que todo lo anterior la trayectoria de esta soberbia figura tan grande como sus personajes.
Curiosidades
Como muchos de los actores del cine clásico, Paul Newman participó en la Segunda Guerra Mundial para el cuerpo de la marina de los Estados Unidos.
También desarrolló una interesante carrera como director de cine realizando unas seis películas y dirigiendo en varias de ellas a su esposa.
Como actor, fue nominado nueve veces a los premios Oscar consiguiéndolo solo en 1987 por “El Color del Dinero” de Martin Scorsese.
Una de sus pasiones fue el automovilismo, donde en 1995 se convirtió en el piloto más veterano (70 años) en ganar una competencia internacional de esa disciplina.