El cine –o los fenómenos audiovisuales, como se prefiera- pueden ser definidos de muchas maneras. Mecanismos de registro de la realidad o espectáculo de masas, formas de elevada creación estética o acto de intervención política…
Si hay algo que sí puede establecerse con mayor precisión es que nuestra época parece habilitar todas estas posibilidades y muchas otras más. Tal vez lo que quede por preguntarse es si este último enunciado es uno acabado o movilizador. Es decir, si se debe permanecer correctamente en silencio ante lo incuestionable de tal aseveración -amplista, democrática-, o si, por el contrario, todavía queda alguna discusión por darse. Y ganas de darla.
La idea que alimenta este espacio es ésta. La de que todavía quedan preguntas por hacerse. La de abrir un campo de discusión sobre la imagen cinematográfica (o lo que quede de ella). Sobre las sensaciones que pueda provocar y sobre las reflexiones que pueda disparar. Sobre, por ejemplo, la subsistencia de viejos pares de opuestos que, teóricamente, parecen ya obsoletos: actualidad/ historia, espectáculo/ arte, recepción/ realización…
Y esta última dicotomía conduce al objetivo último de este sitio. El de apostar a formular la última y tal vez permanente pregunta: ¿qué significa estudiar cine, en la Argentina, en el siglo XXI? La discusión podría promover respuestas parciales; cada uno sabrá cuándo seguir y dónde detenerse. Pero su ejercicio generará, en el camino, un intercambio siempre enriquecedor, movilizante. Apostar, entonces, a la construcción de una identidad del estudiante del Cievyc a partir de la participación activa de aquellos mismos que lo componen primordialmente. Identidad múltiple, siempre inestable pero viva.
Por todo esto, este espacio se propone como una situación a completar, como algún viejo “film en acto” de los ‘60. Desde aquí se presentarán textos e imágenes que sólo se volverán significativos mediante la intervención de Uds., lectores-espectadores.
La invitación está en pie.
Extendiendo las aulas y los rodajes… la cosa sigue…