Festival de cine Cievyc 09: Sr. López


Sr. López. De Jerónimo Clemente, con Claudio Rissi y Alejandra Tossi, 17´, 3º año 2009.

SPOILER ALERT!!

(Atención: se rebelan detalles del argumento)

Un old boy y su pecado de amor

Sr. López se destaca enseguida por la calidad de todos los rubros técnicos, por la capacidad para narrar y por sus actuaciones. Sin embargo, lo que distingue a este corto de los demás es la paciencia. Desde el principio hasta el final tiene claro lo que quiere contar y cómo quiere hacerlo. A contrapelo de la tendencia general que supone contar una sola cosa en cada escena, o que cada escena sirva para una sola cosa, en Sr. López, cada escena forma parte de una narración que fluye constantemente. Jerónimo Clemente no precisa detener la historia para brindarnos información. Las cosas suceden con naturalidad y continuidad como si le pasaran a alguien regido por la lógica del azar, no a un ser incorpóreo y guionado.

También las emociones están racionadas. La historia tiene fe en sí misma y en la narración, no busca emocionar con sentimentalismos ad hoc. Ni gritos a la nada, ni secuencias de actuaciones pretenciosas, ni marcas musicales que indiquen cuando emocionarse.

Otra diferencia con la mayoría de los cortos -algo que se relaciona directamente con los dos puntos anteriores- son las actuaciones. La de Claudio Rissi es la mejor actuación del festival. En ningún momento intenta mostrarnos que sabe actuar: sólo lo hace. Parece compartir la confianza del director en su personaje y en las acciones para transmitir lo que le pasa. Sabe que no se busca su lucimiento personal sino la funcionalidad para con la película. Incluso en el plano final es un hombre desencajado, y no un actor desencajado. Este registro actoral realista y contenido aparece en todos los actores por lo que cabe que el director comparta el mérito

La película se disfruta y se presta a la búsqueda de detalles simbólicos. En uno de los primeros planos del Citroen en la ruta llaman la atención dos carteles viales. Un aviso de curva y otro de cruce de caminos. En ese plano se resume la historia que vendrá. Será un desvío en su camino lo que producirá el cruce no deseado con la persona buscada. Clemente confía en la mirada del espectador. Sabe qué cosas se notan y qué cosas alcanzan con mostrarlas una sola vez. Al principio del corto nos muestra el rosario y la figura religiosa que el protagonista lleva en su auto: en ningún momento se detiene a remarcarlo nuevamente ni a decirlo con palabras. Lo que ahí se revela queda incorporado al personaje. Con una confianza similar se narra el final de la historia en dos planos: el de López con su cara desencajada y el del asfalto con sus camiones.

La suerte parece acompañar a los mejores. Cuando al protagonista se le para el auto en la ruta vemos de fondo un paisaje rural con algunas vacas. Se destacan una vaca y su ternera que caminan hacia la derecha mientras las demás están quietas. Una madre, una hija y el Sr. López, tal vez: todos los protagonistas de la historia en un solo plano.

Al ver el corto por segunda vez queda la duda de si el final no es un poco predecible. La respuesta quedará en la opinión y la experiencia de cada uno. Otra pequeña molestia son algunos planos detalles de los brazos de las bailarinas en el burdel. En un corto que se destaca por la narración, este manierismo rompe con el registro general. Algo similar ocurre con el demasiado estetizado plano de López y Clavel en la cama. Aunque ese plano se resignifica como una imagen trágica cuando se devela que los dos personajes son padre e hija.

Dentro de las sutilezas quedan dos frases de Clavel a su padre. La primera cuando aun no sabemos la verdad. Ella le dice que él está “buscando una mujer”. El enojo de López es porque su hija no es una mujer, es una hija, una nena, un ser asexuado. La otra es cuando ya sabemos quien es quien. Recorrimos todo el corto en busca de una hija. Cuando la encontramos ella misma dice: “Y ya sabés donde encontrarme”. En esa frase, la puta y la hija conviven: la que el padre busca y la que se vende por sexo. Intolerablemente remarcado para el padre y para nosotros, pero no para la narración que no pierde su naturalidad.

Ignacio Izaguirre

(Alumno de 2º año de la carrera de Periodismo y crítica)

Otras dos visiones sobre Sr. López acá y acá

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