Festival de cine Cievyc 09: Marlene


Marlene, de Francisco López, con Valeria Bon Catalán y Guillermo Rodríguez, 9’, 3° año, 2009.

¿Personalidad o personajes múltiples?

Marlene es un personaje deformado y a la vez un corto deformado, o debería escribir malformado. Debido al manejo de la cámara que parece estar siempre al borde de colapsar. Tiembla moviéndose por doquier entregándole al espectador una molestia que, salvo en algunos planos estáticos, es muy similar al mareo que generan algunos films realizados con cámara en mano. Marlene también posee un desequilibrio que genera su deformación. Ella es una especie de novia de Frankenstein. Es un rejunte de personajes sacados tanto de la pantalla cinematográfica como televisiva. Se la podría catalogar como un pastiche… pero no. El pastiche se encarga de aportar algo nuevo o distinto partiendo de elementos ya existentes, los resignifica. No es el caso del personaje creado por Francisco López. No hay innovación alguna por parte de esta mujer.

Lo primero que el director muestra de su protagonista es un enfoque de sus largas piernas. Aquí dice presente Dietrich como primer cadáver que dona sus piernas, y obviamente su nombre, a la ciencia. Ésta mujer encuentra placer al entrar en casas ajenas y torturar y asesinar a quien viva allí. Algo así como los personajes desquiciados de Funny Games (Michael Haneke, 1997 y 2007) pero en versión femenina. Por último el director, o podría decirse Marlene, crea del asesinato un ritual onírico en el que la joven mujer se convierte en directora, pero de orquesta. Planos detalle de sus manos moviéndose al compás de la música utilizando como batuta un revólver y planos de un cuadro en la habitación. Parece que Marlene posee un Lynch interior (horror onírico y visual), tal vez su corazón, las manos de Mozart y el cerebro de Dexter Morgan. Esto último evidenciado, no solo en el acto de entrar y salir de un lugar sin dejar rastro alguno, sino en el guardar un pequeño souvenir. Una muestra de sangre de su víctima en un puro que guarda en su cigarrera.

El corto finaliza con la cámara alejándose de la casa nuevamente con ese temblequeo exasperante. Ese desequilibrio es el que tiene Marlene en su personalidad y que tiene el señor López a la hora de darle vida a su joven Frankenstein.

Nicolás Ponisio.

(Alumno de 2° año de la carrera de Periodismo y Crítica).

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