Festival de cine Cievyc 09: El amor de las almas


El amor de las almas, de Karina Huerta, con Nicolás Sorrivas, Jorge Espinoza, Dolores Lafolla, Gustavo Moro, Gabriel González, Mariela Santilli, Jonathan Joaquín, Jorge Lazcano.

Me Artaud

Margarite Duras. Un mar. La inmensidad. Otra vez un mar. ¿Otra vez un mar? ¿Es malo ser pretencioso? No, si se usa esa pretensión para transgredir. El amor de las almas es un corto que reúne (si no lo mejor) las más destacadas influencias de la Nouvelle Vague. El dilema es: ¿qué hacer con todo eso? ¿Amontonar citas y citas porque sí? En el corto de Karina Huerta desfilan todos sus conocimientos sobre el cine francés de los 60´s. Se pone a la altura e imita su estilo punto por punto. El amor de las almas llego tarde, cincuenta años tarde. No es novedoso. No es trasgresor. No es nada. Termina logrando el efecto contrario al que, suponemos, buscaba la directora. Los aires poéticos y la belleza inagotable del mar plateado, la digresión de los diálogos, la “mujer encinta”, el poeta frustrado que grita su angustia solitaria en la playa, todos esos tópicos juntos generan un aire de parodia. El corto podría funcionar si abandonara la solemnidad y la excesiva pretensión de condensar las grandes obras de la Nouvelle Vague. Si en vez de intentar abarcar el tema buscando esa profundidad que nunca alcanza hubiera jugado con el estilo de falso trailer, como The Horribly Slow Murderer with the Extremely Inefficient Weapon, o Machete en el film de Robert Rodriguez, o los de Tropic Thunder de Ben Stiller, el corto sería mucho más disfrutable y su directora podría haber utilizado mejor todas esas referencias.

Es muy bueno tener de referente a la Nouvelle Vague, pero quizás sea mejor hacer algo que realmente intente adaptar el estilo de la Nouvelle Vague al presente para sacar lo mejor de ese cine, en lugar de anclarse en esa época. Toda película funciona y se relaciona con un contexto. El amor de las almas carece de uno y termina banalizando a ese cine que tanto admira. El hombre gritando solo en la playa causa gracia porque uno se anticipa a lo que va a suceder desde el momento que la cámara en picado lo muestra por primera vez. Los diálogos herméticos, cerrados, incoherentes y en español no colaboran. ¿De cuántas maneras piensa transgredir la narración? Tanto exceso realmente constituye una parodia, que puede verse hasta en los títulos finales cuando la placa negra anuncia a los actores y sus personajes “El viajante”, “El bailarín”, “La mujer en cinta”. Todo lo bueno que puede verse en el trabajo de fotografía y puesta en escena se pierde en la pretensión de grandeza. El espectador se encuentra comparando el trabajo de este corto con el trabajo que Godard, Resnais y Truffaut llevaron a la perfección. Se le pide más de lo que un estudiante de 3º año puede dar, pero esto no es arbitrario, el corto se ubica en esa situación. Situación incómoda para todos.

Germán González

(Alumno de 2º año de la carrera de Crítica y Periodismo)

Diana González opinó todo lo contrario acá

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien por el gonzalito este, demoliendo no hoteles pero sí sopores fílmicos.

joel orellano dijo...

Me da pena cierta gente que desdichandose en lo realizado se basa en una prosa repetitiva, cansadora, dificil de leer y jactanciosa.A los chicos de tercero se les pide un producto mas termninado, es verdad. o sea, esta critica segun tu apreciacion estaria al mismo nivel.

D González dijo...

Muy interesante. Personalmente soy muy supersticiosa, y así como no voy a fiestas los martes 13 (o a fiestas los martes, directamente), tengo una tendencia a negarme a escribir esas dos palabras: nouvelle vague. Porque todos alguna vez estuvimos bajo los efectos nocivos de Jean Luc o de sus amigos, que no están mal, pero son una fuente de inspiración muy común entre jóvenes directores. No creo que esté mal que el corto de una mujer con pretensiones directorales sea de influencia de ese cine, al contrario, si su deseo fué copiar, me parece que le salió bastante bien. También, este corto trabaja con material literario y lo pone en pantalla explícitamente (un Pierrot le fou lamentablemente sin Jean Paul Belmondo) en los diálogos. La elección de ese acento en el dialogo me parece correcto para el corto. ¿Cómo hubiera quedado un corto, que toma de la nouvelle vague, que se basa de una novela, con lenguaje de todos los días-en-la-parada-del-bondi?. Sobre el amor de las almas me parece un intento desesperado. Pero, ¿no te parece que todos los cortos deberían aspirar a más, ser intentos y desesperados?

Germán González dijo...

D. González: Mi intención no fue atacar a la nouvelle vague, todo lo contrario, la disfruto bastante. Pero me pareció que no se hace nada interesante con eso. Estaría muy bueno para todos que pudieran dialogar un poco más con el cine en los cortos. Estar más sueltos. Hubo muchos que se jugaron y lo hicieron. Algunos muy bien, otros mas fallidos pero lo hicieron, se notó y se rescató. Con respecto al acento me parece que es bastante fallido. Da una sensación devaluada, como que vieron mucho cine francés bajado del Ares en gallego. Estamos de acuerdo hace falta más intentos y desesperados. Siempre se saca algo más productivo del error. Se puede mejorar. Pero imitar al pie de la letra ese tipo de cine, sin arriesgar a nada más que la simple imitación para robarle un poco de prestigio, no me parece muy arriesgado. Vivan los directores pretenciosos. Por ahí quedaba mejor un poco de así-se-habla-en-el-bondi si haces una nouvelle-vague-porteña. Pero bue, son distintas formas de verlo y de pensarlo.
Joey Orellano, me gustaría saber que pensas del corto. Estaría bueno para enriquecer esta crítica tan jactanciosa y pedante que seguro no aporta nada. Muero de ansias por leer tus fluidas ideas y tu delicada forma de narrar, tan especial y única. Copiada pero jamás superada. Espero con ansias también algo tuyo sobre la cobertura. Saludos

Romi dijo...

La religiosa de Rivette, que plomo infernal.
La gente habla de Nouvelle Vague y cree que todas fueron como Jules et Jim!

Anónimo dijo...

"Me da pena cierta gente..." dice Joel Orellano, a llorar al mar pibe, crítica constructiva, de eso se trata su propuesta, o no?
La verdad algunos comentarios dan más lástima que este corto. Calculo que no será estudiante de crítica el sr. Orellano, sino es una verguenza para la cobertura
Nadin, ex alumna de dirección, egresada 2005.

DG dijo...

Romi: yo no ví Jules et Jim. No sé si la gente la habrá visto (todavía no me encontré a nadie en el colectivo hablando de esa película), pero sospecho que me estoy perdiendo algo grosso.

GG: más allá de que hablar sobre la delgada línea que separa a los cortos del cievyc entre absurdos-deprimentes y teatrales-histéricos, me parece que compartimos la opinión más importante: la necesidad de variedad en el festival. Este corto con diálogos normales seria algo digno de ver, pero admito que perdería mucha de su (¿genial?) esencia chocante.

G. G. dijo...

D.G.: Para mi, (y esa es mi humilde opinion) los dialogos no chocan. No tiran abajo la narración por su genial irrupción, sino que termina generando cierta gracia. Parece un mal chiste. Si esa fue la idea esta bien logrado. Si no lo fue, es algo para replantearse, o trabajarlo un poco más.

Igual lo de "gracia" no lo digo con mala intención, ni despectivamente. Por las dudas aclaro.