Secretos de Rodaje: El Tercer Hombre




Graham Greene, el gran novelista británico, escribió una narración que sería la base de El Tercer Hombre, su más famosa adaptación al cine. Realizada por Carol Reed, el guión contó en un principio con la aportación del autor. Pero pronto surgieron los problemas. Los enfrentamientos entre Green y Reed fueron continuos y cada vez más violentos motivados por los deseos del realizador de profundizar más en los personajes levemente anotados en el original. Interviniendo en la redacción definitiva del guión el propio Carol Reed. A su vez, Orson Welles escribió diálogos de su personaje y sugirió la idea de ampliar las secuencias finales de la persecución en la alcantarilla por los subsuelos de Viena que en un principio iba a ser más corta y anecdótica. Graham Greene tuvo su último discurso con los responsables de la película al enterarse de que habían cambiado el final que había escrito. Anna no se reunía con su enamorado Holly sino que pasaba lentamente a su lado en la escena final. Una de las secuencias más largas, patéticas y memorables de la historia del cine.

Joseph Cotten, popular en 1949 en los estudios londinenses de Ell Street, donde había rodado a las órdenes de Alfred Hitchcock Under Capricorn siempre reconoció a lo largo de su prolífica carrera que sus mejores papeles y su entrada en el mundo del cine se lo debía a su amigo el actor y director Orson Welles. Al ser contratado para el papel del oscuro novelista del oeste Holly Martins propuso inmediatamente a su mentor y amigo para el papel de Harry Lime, el verdadero vértice del triángulo protagonista aunque su aparición tuviese lugar mediada la película. Orson Welles ansioso por conseguir financiación para uno de sus difíciles proyectos (la adaptación de Otelo) eligió a la hora de firmar el contrato un salario de cien mil dólares en vez del 20% de recaudación, lo que hubiese significado una fortuna dada la notable trayectoria comercial de la obra y su gran taquillaje a lo largo de los años. En 1951coescribió e interpretó una versión para la radio londinense de este personaje en 39 programas.

Alida Valli contratada para una fulgurante pero corta carrera en Estados Unidos por David O’ Selznick interpretó con misterio y convicción a la gélida Anna, la fiel enamorada de Harry Line luchando con sus dificultades para disimular su pronunciado acento italiano. En cuanto a Trevor Howard había sido lanzado a la fama por el propio Carol Reed como protagonista de Brief Encounter, la interpretación del mayor Calloway le significó la consagración definitiva. El reparto incluía en cometidos episódicos al sobrio actor de la escena vienesa Paul Horbiger en el papel del portero del inmueble que ha visto salir al tercer hombre a Annie Rosar como su esposa, Siegfried Breuer como Popescu, Bernard Lee, el más tarde famoso como M de la serie de James Bond como el sargento Paine. El vienés Ernst Deutsch como el Baron Kurtz que sería famoso también por su participación en la biopic sobre Freud de John Huston y el británico y pusilánime Wilfrid Hyde-White como Crabbin. Hedwig Bleibtreu que a los ochenta años seguía llenando los teatros vieneses donde actuaba incansablemente encarnó a la patrona de Anna.

Carol Reed recibió con agrado el llamado de su productor y amigo Alexander Korda de colaborar en los interiores en los estudios Shepperton con su hermano Vincent, de acreditada fama como director artístico de sus películas. Fueron suyas las soberbias ambientaciones del cabaret, el domicilio de Harry Lime y las estaciones de policía. Los exteriores de la película se rodaron de forma contrastada y sobria gracias a la cámara maestra de Robert Krasker en la ciudad dividida de Viena sacando espléndido partido a la noria gigante del parque de atracciones.

Las tropas rusas ocupantes de la ciudad aunque en un principio dieron permiso de rodaje en su zona luego cambiaron de parecer. Interrumpieron el rodaje en la estación cuyas últimas tomas fueron realizadas subrepticiamente por Guy Hamilton (primer ayudante de dirección), quien distrajo a las autoridades allí presentes durante el delicado momento.

Una frase escrita por Orson Welles y en boca de Harry Lime, personaje negativo pero fascinante de la película, se haría parte del rico anecdotario de la historia del cine: En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia hubo guerras, terror, sangre y muerte, pero surgieron Miguel Angel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza hubo amor y fraternidad, 500 años de democracia y paz y ¿que tenemos? El reloj de cucú”

El tema de Harry Lime creado e interpretado con su cítara por Antón Karas fue uno de los grandes éxitos de la película y fue también una tumba remunerada pero peligrosa para el compositor que vivió desde entonces a la sombra de su éxito trabajando ante un público de salas de fiesta que tomara la cítara y tocara una y otra vez la pegadiza melodía. Antes de la película Karas se ganaba la vida tocando en las calles de la ciudad y fue ahí, en el aire libre, donde lo descubrió Carol Reed.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta es una de las mejores expresiones del film noir realizadas fuera de los Estados Unidos.

Anónimo dijo...

Magnífica reseña de uno de los clásicos más grandes de todos los tiempos.

Anónimo dijo...

La verdad sobre esta película es que Reed fue una figura decorativa ya que las mejores secuencias las rodó Welles. Buena nota.