La ironía los hara libres - Death Race 2000 (Paul Bartel, 1975)

Este posteo debería llamarse "Corman lo logra de nuevo": acción, persecuciones, hermosas féminas, ritmo vertiginoso y mucha dinamita ideológica para un film con inescrupulosos guiños a Metrópolis que se transformó con los años en objeto de culto. En un futuro año 2000, los Estados Unidos disfrutan un gobierno dictatorial con matices místicos y el país entero se entretiene cual coliseo romano celebrando una carrera anual con pilotos de la muerte. Cinco magníficos para la última edición: Nerón, una Barbie que parece Penélope L´Amour salida de Hustler, otra fanática del nazismo oriunda de Milwaukee, un pseudogangaster histérico de Chicago (un ex
porno Sylvester Stallone) y un biónico corredor enmascarado, Frankenstein (David Carradine), esperanza blanca del Presidente (líder espiritual del régimen). En esta justa no hay buenos. Es más, la identificación pasa por estar del lado del menos malo o del villano más misterioso. Con un notable elenco de tipos duros, este film nos transporta hacia una siniestra masacre, de la que no se salvarán ni siquiera los niños: el puntaje se resuelve según las edades de cada ser humano atropellado. Trucajes, montaje efectista-didáctico, una cohesión narrativa digna de envidia pero insufrible en términos generales… Quizás el único defecto pase por las altas pretensiones en los temas que se quiere abarcar; por momentos hay críticas a los medios de comunicación, a la institución gubernamental, a la moral de los ciudadanos y a la iglesia. Todo esto sumado a la lucha de un movimiento de resistencia que planea atentados, una historia de amor, un grotesco diseño visual en vehículos y vestuario y el erotismo más barato propio de la época y de la exploitation. Y todo contado en menos de 80 minutos.
Como dato curioso, muchas de las escenas de autos fueron filmadas en las calles sin permiso y a alta velocidad, Stallone, Carradine manejaron en muchas de ellas sin usar dobles, y hasta el mismo Corman manejó autos para abaratar el costo del film. Tarantino, télefono…!

Dr. Insólito y el cine de Stanley Kubrick


Los editores del blog, en mesa redonda, discutieron los resultados de la encuesta sobre la obra de Stanley Kubrick. Lo que sigue a continuación son los extractos más jugosos y los que se pueden rescatar.



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Raúl: Sinceramente, creo que Dr. Insólito no es su peor película. Supongo que los que aman a Tim Burton y su Mars Attacks! no deben haber votado en contra de este film…

Sebastián: Creo que no es la peor película de Kubrick pero debería serlo. Seguramente Espartaco es peor. Pero es una película anclada en los ’60. Esta sátira transgresiva está tan de modé como la camisa con volados de Polanski cuando se casa, en pleno swinging London, con Sharon Tate (dios la tenga en la gloria). Siempre pienso que Polanski se debe avergonzar de esa camisa como Kubrick de esta película.

Raúl: Como siempre, estás hablando de otra cosa. Lo que pasó con el tiempo nunca lo pudimos calcular… Volvamos a la película…

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Darío: …yo no confundiría Kubrick con el cubo Rubik. (N. del E: cubo mágico)

Raúl: …

Sebastián: No pará, porque él decía que no es gratuita la mención.

Darío: Pensá esto…

Sebastián: …el cubo mágico es un juego tan gélido y cerebral como Kubrick…
Darío: Pensá esto: ¿qué es lo que más atrae a primera vista de Kubrick?

Raúl: Ahí va, esa es la cuestión. Porque habría que diferenciar la paja del trigo. Habría que ver si lo que se suele valorar de su cine no son simplemente los tópicos: la violencia, la transgresión, el aislamiento del hombre moderno…

Sebastián: …pero pará: ahí ya hay un tema relacionado con la puesta en escena. Este último problema tiene que ver con la marca de estilo fundamental del tipo, que es el plano general.

Raúl: Pará, a eso iba y no me dejaste terminar. Creo que, justamente, lo que falta es mayor atención a la traducción estética de sus obsesiones temáticas. Lo que vos marcás sobre el uso de la cámara fija es central: todas las tensiones están vistas antes que pensadas, los personajes y sus características, el medio del cual provienen, su relación con las instituciones que los enmarcan, todo eso queda implícito a un simple vistazo.

Sebastián: A mí lo que me sugiere esto es, lo que siempre se suele criticar, que Kubrick tiene agua en las venas. No creo que sea un Nicholas Ray, que realmente le preocupe de manera pasional la relación hombre-institución, sino que quizás ese es el tema que mejor se ajuste a esa puesta en escena aséptica que le interesa plasmar.

Raúl: Decis entonces que en Kubrick hay, antes que la exposición de temas pesados, una idea estética…

Darío: (que se mantuvo observando la fragilidad de una brasa que cae)…a eso me refería con el cubo Rubik. En Kubrick la forma se transforma en un vicio. Cuando veo una película de Stanley, no dejo de pensar en que esa puesta gélida nunca dejó de ser la mirada de un fotógrafo: aquél que siempre toma distancia del objeto como quien quiere protegerse.

[…]

Bye Bye Life

Se ha ido un hombre que supo construir una larga carrera como actor secundario. Roy Scheider acaba de fallecer a los 75 años. Muchos medios recordarán su participación en "Tiburón", pero la trayectoria de Roy va mucho más allá de ese film. Tan sólo hace falta evocar obras como "Sorcerer" de William Friedkin o "Marathon Man" de John Schlesinger para dar cuenta de su solvencia actoral. En esta revisión es inevitable no mencionar una extraña película para la tv norteamericana en la que interpretó al periodista argentino, torturado por la dictadura militar, Jacobo Timerman. El nombre del telefilm es "Jacobo Timerman: Prisioner Without a Name, Cell Without a Number". Desde aquí lo despedimos con el espectacular y emotivo final de "All That Jazz".